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Cuán bienaventurado es el hombre que hace esto(A),
Y el hijo del hombre que a ello se aferra;
Que guarda el día de reposo sin profanarlo(B),
Y guarda su mano de hacer mal alguno».
Que el extranjero que se ha allegado al Señor(C), no diga:
«Ciertamente el Señor me separará de Su pueblo».
Ni diga el eunuco(D): «Soy un árbol seco».
Porque así dice el Señor:
«A los eunucos que guardan Mis días de reposo,
Escogen lo que me agrada
Y se mantienen firmes en Mi pacto(E),

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